¿Prima el derecho a la escolarización?

| 21 abr 2010

No veas la que se ha montado en Madrid con un velo. Qué leches de nube de ceniza, ni vuelos cancelados, ni presidentes (y muchísimas personas) que se quedan sin volar; aunque claro, los primeros no duermen en el aeropuerto, faltaría más.

A lo que iba, que me desvío. Para muestra un botón (fuente ABC). El problema es que nos llegan pandilleros y niños maleducados y contestones, formando asociaciones ilícitas de adolescentes (generalmente extranjeros - modo irónico ON). El problema es que nos llegan pandilleros y niños maleducados y contestones, formando asociaciones ilícitas de adolescentes (modo irónico ON - generalmente extranjeros - modo irónico OFF). La solución: todo el mundo con la cabeza descubierta, al mismo nivel gorras y velos. No quiero con esto situarme ni a favor ni en contra del uso de esta prenda (si gustáis mantenemos una lucha encarnizada en los comentarios al respecto, jeje), sino que quiero hacer notar la actitud de una administración educativa (que ha consentido la medida en cuestión) haciéndola prevalece sobre un derecho de mayor nivel, como es el derecho a la escolarización.

Los mismos que protestaban porque se querían quitar los crucifijos de las aulas, ahora no quieren que entren los velos en clase. No se, pero esto parece otra cosa (de nuevo me preparo para contestar hordas de comentarios en relación a mis observaciones).

En fin, no pretendo sino mostrar lo que pasa y abrir debate, aunque sea en nuestro pequeño foro. Y para sustentar mis palabras (y las vuestras) con datos os remito a contestar la encuesta que veis al margen.

Recibid un saludo afectuoso de este que os escribe.

5 comentarios:

Angelus dijo...

¡Hombre! Tenemos una serie de alumnos -no quiero citar nombres, pero haberlos haylos- que también tienen derecho a la escolarización, y sin embargo se pasan sus buenas temporadas (a Dios gracias) a buen recaudo en sus hogares, y en ese caso también debería primar el derecho que citas. Mi opinión es que ése no es un argumento válido y que a un emigrante no se le obliga a venir a un país, por tanto, si viene ha de adaptarse a las normas de ese país y no intentar imponer las suyas.

Compañero Raúl, me alegra tu participación activa en el blog promoviendo el debate. Saludos.

Starsky dijo...

El eterno dilema... Yo creo que el fomento de las religiones y (o) adoctrinamiento no debe estar promovido por las instituciones públicas sino que se debe reservar para el ámbito familiar, aunque sus efectos se puedan (y deban) dejar notar en la sociedad; ahí es donde debe estar la tolerancia personal y el papel del Estado como agente custodio de esas creencias (mezquitas, iglesias, pagodas...). Por ello, estoy a favor de que cada uno tenga la libertad para hacer ostentación (que no proselitismo) de sus creencias y así llevar un velo, un crucifijo, una camiseta de Haze, de AC/DC o de, permitidme, Mark Knopfler (único dios verdadero). Al fin y al cabo, como decía Arias Montano ya en el siglo XVI (sí, el de la Peña de Alájar), «todo camino que lleva a la luz es bueno».
Eso sí, haría unas matizaciones. Deben excluirse de esos símbolos los que bien atenten contra los Derechos fundamentales (llámense Humanos o constitucionales) o bien aquellos que lleven en esencia cualquier tipo de segregación, es decir, los reservados a cualquier tipo de casta, como pretende ser en algunas religiones, la condición sexual (Ana ¡al ataaaaqueeeee!).
Desconozco las dimensiones reales del «hiyab» (http://es.wikipedia.org/wiki/Hiyab); si es cuestión cultural, no estoy de acuerdo como tampoco lo estaría si un alumno quisiera llevar un sombrero de ala ancha, a no ser que fuera por una actividad muy puntual y pasajera; si es cuestión religiosa, estaría de acuerdo siempre que hubiera la posibilidad de que lo pudieran llevar hombres y mujeres. Si el velo es una muestra de subyugación de la mujer, no estoy de acuerdo y creo que les iría muy bien a muchas mujeres que lo hacen (o dejan hacer) por este motivo, desprenderse de él y reivindicar sus derechos naturales. Sería cuestión de analizarlo en cada caso. Si no es por ninguna de estas tres razones, la decisión debería estar en el ámbito correspondiente (en nuestro caso, el Consejo Escolar) atendiendo a criterios diversos como los relativos a la higiene, el decoro u otros similares.
Y ahora pienso: en las pajas mentales que nos metemos los hombres en nombre de los dioses...

Unknown dijo...

Y digo yo, ¿pensais de verdad que este humilde maestro tiene cere"velo" para pensar tanto como los tres que me anteceden?. Pues estáis errados...
-Velo ... NO
-HIYAB ....NO
-Crucifijos....PUES TAMPOCO
-Boinas ... NI VERDES, NI NEGRAS, NI ROJAS, NI AZULES, NI CON RABO, NI SIN ÉL
-Sombreros de ala-ancha ....DEPENDE, pero de entrada tampoco.
Pero ... ¿es que el personal (POLÍTICO Y DE A PÍE) no se da cuenta que la mayoría del profesorado lo único que queremos es "ENSEÑAR" ...y con un poquito de tranquilidad (si es posible).

m.l.r. dijo...

Yo, que ,me he sentido emigrante en mi propio país,pienso que el emigrante debe,por su propio bien,adaptarse a la vida y costumbres de la tierra que lo acoge peo no por ello debe abandonar sus costumbres si éstas no atentan contra la integridad de los demás.
Soy persona tolerante por naturaleza y porque"la vida me ha hecho así": mis abuelos paternos,sorianos; los maternos, malagueña y catalán; mis padres madrileños; mis suegros catalán y alicantina; tengo un hijo donostiarra y una hija murciana. Nací en Sevilla (en Triana por más señas)y me casé con un gaditano que había vivido en 13 lugares de España con sus padres y luego conmigo en 9 más. Para remate y para que la vida pusiera una vez más a prueba mi amplitud de mente,mi hija me sale "solidaria" y decide poner en práctica gran parte de los valores de solidaridad, tolerancia y libertad que su padre y yo le habíamos inculcado y se me va a Marruecos con una ONG a realizar un proyecto, resultado: un yerno marroquí.
Todo esto me ha dado la oportunidad de aprender que en todas las culturas hay cosas dignas de aprender o no, pero siempre de respetar, que hablamos mucho de culturas que no conocemos en realidad más que de oídas, no de convivir; que cada vez más somos ciudadanos del mundo y, nos guste o no, si queremos vivir en paz estamos condenados a entendernos.
El derecho a la educación, que es lo único que puede rajar el velo de la incultura, de la opresión y de la pobreza de mente,debe prevalecer siempre sobre otras consideraciones y con ello iremos desprendiéndonos de muchos velos y miedos que todos tenemos aún.

Unknown dijo...

Pues eso mismo es lo que yo había dicho ¿no? .....